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Sobre Antonio Miranda
 
 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

SIGO SENDO REBELDE
– Entrevista em Caracas em 1984 sobre
TU PAÍS ESTÁ FELIZ

 

Dice Antonio Miranda, el autor de “Tu país está feliz” y

“Jesucristo Astronauta” – al romper un silencio de trece años
por JOSÉ PULIDO  /   Foto Dimas Ibarra
In: EL NACIONAL, Caracas, Venezuela, 20.06.1984

 

        El cafetín solitario del bairro no está en servicio en la mañana del lunes. Um mendigo flaco y alto se ríe con el cielo, que es restregado por rápidas nubes si agua las cuales pasan como estopas por encima de um carro.


— Se te ve una nalga, Marvin – le dice al mendigo un joven actor , que baja unas escaleras de cemento de dos a dos. Marvin tiene le piel renegrida, como si durmiera en un lugar donde hay aceite quemado y desperdicios de taller mecánico.


Un hombre marron y corbata ejecutiva há llegado al cafetín. Toma una silla del montón de sillas que parecen dormir y se sienta ante uma mesa. De un maletín saca unos papeles y comienza a escribir algo.


El hombre del traje marron parece un administrador, um abogado, un gerente o tal vez un profesor muy serio. Tiene rostro de desportista recién retirado.


Soy un produto venezolano, graduado en la Universidad Central de Venezuela. Mi formación intelectual es venezolana; me siento venezolano. Soy brasileño, amazónico, nacido en el norte de Brasil — dice el hombre arropado por la soledad del cafetín.


Observándolo parece difícil , de buenas a primeras, aceptar que de su mente, de su creatividad , de su rebeldía impetuosa y personal, surgió el Boom del teatro latino-americano, al mismo tiempo que el boom de la literatura de América Latina y formando parte de la misma efervescencia.


—No me gusta hablar mucho. Esta es la primera entrevista que doy en Venezuela, después de trece años  — dice el hombre que aparenta menos de sus 43 años. Se llama Antonio Miranda y probablemente es el escritor, poeta y dramaturgo que más renombre alcanzará en América Latina de los próximo veinte años.


Es el autor de “Tu país está feliz” y “Jesucristo astronauta”. Em su interior bnulle um universo de palabras y de visiones que en ningún instante se asoman en su rostro.


—En el texto de “Tu país está feliz” estaba lo que quice decir. Por eso no hablé antes. El talento y la personalidad brillante de Carlos Giménez, más extrovertido que yo, ya hablaron por los dos — comenta.

TRECE AÑOS DESPUÉS

Ha venido por unos días a Caracas. No veia la ciudad de sus años de estudiante, desde hace trece años. Vivía en uma pequeña habitación en Los Chaguraramos “con una beca infacionada de la UCV, escribiendo versos optimistas para salvarse de la ruína.”


—¿Cuál es el origen de “Tu país está feliz”?

 

        — La propuesta partió de una actividad de la Extensión Cultural de la Biblioteca Pública “Paul Harris”. Yo era bibliotecólogo recién graduado. Se publicó un anuncio llamando actores para trabajar en la pieza y se apareció um joven, Gustavo Gutiérrez, quien recomendó a un  compositor y cantante: Xulio Formoso. Formoso llegó, muy sencillo, con su guitarra y en una noche salieron casi todas las canciones mientras comíamos las hallacas navideñas y los dulces de su mamá. En los ensayos supe que yo no tenía capacidad para dirigir, el texto carecía de una estrutura dramática completa. Gutiérrez intervino de nuevo con acierto: habló con Carlos Giménez, un joven director que había montado la obra “Don Mendo” de Miguel Otero Silva. Giménez nos visitó para darnos unas ideas , se entusiamó con el proyecto , me encomendo otros textos y así se inició todo.


        —¿A que se debió el fenómeno de la obra?

        —Creo que fué un fenómeno  por su espontaneidad de planteamiento. El teatro venezolano mostraba tres corrientes: la comercial, la cultural y una corriente marginal de grupos políticos.
Era muy confuso. La gente joven venía de una experiencia de militancia política cessante; se sentían todavía los efectos aún de la revolución de 1964 em Francia; Marcuse entraba en el mundo ideológico venezolano; época de melenas, también de drogas. La juventud era un grupo que no tenía espacio cultural ni un canal de expresión. “Tu país está feliz” es una pieza epidérmica, contradictoria, poco afirmativa, nada dogmática y rescata cierto individualismo. Es un canal de comunicación musical y poético, contestario, a nviel más anímico que político. Aunque tengo dudas que haya diferencias entre las dos cosas.


¿Era usted un joven igual a los demás? ¿Expresó lo que sentía?


—No es autobiográfica. Entendí el yo como plural. Carlos Giménez entendió bien esto. No creó un personaje fijo.
Antonio Miranda ha visto la hora en su reloj japonés y hace una anotación en un caderno. El mendigo flaco gruñe como un perro tratando de ahuyentar una paloma y picotea un papel donde estuvo envuelto un perro caliente.


EL EXITO

 

        —Le sorprendió el éxito, enm 1971, de su obra?
—No tanto. Hubo una experiencia previa a la obra: yo organicé el Primer Festival de Música de Protesta en el Teatro Universitario de
la UCV, con Eduardo Gil y la participación, entre otros artistas, de Soledad Bravo. Había quien no creia en éxito del festival. Porque yo era extranjero me dejaron de lado. El día del festival me asomé al palco y leí dos poemas míos: “El rescate de Cristo“ y outro sobre problemas políticos, que tuvieron un efecto extraordinario en el público. De ahí me vino la idea de “Tu país está feliz”. Yo sentí que ese canal de comunicación era posible.
En 1979 se publicó su primera novela?: “La cuadratura de la O”. Tiene vários libros publicados de textos universitários, que se utilizan en varias universidades latinoamericanas, incluídas las de Venezuela, pero basicamente es poeta.

—¿Qué ha sentido al ver de nuevo la obra en escena? ¿Funciona igual el canal de comunición? ¿Cuándo le avisó Carlos Giménez?


—No me avisó. No sabía donde estaba yo. Ahora es distinto.
Giménez ha sido muy inteligente al darle un toque de nostalgia intencional, para enseñar al público cómo era la cuestión. No ha cambiado tanto el país. Hay reidentificaciones. Hay agora dos públicos: el que vió la obra en 1971 y reconoce situaciones  y el más joven que siente, ante la pieza y sus planteamientos, que no ha cambiado nada, que se plantean las mismas cosas de hoy.
—¿Es definitivamente más novelista, que dramaturgo o poeta?


 

        —Soy fundamentalmente poeta. Hoy no hay mucha diferencia entre poesía escrita y poesía cantada. Los grandes poetas de Brasil escriben para libros y para la música. Se ha entendido que hay otros canales de expresión aparte del papel. Yo comencé pintando poesía, como pintor que pintaba poesía en los años 50, como el Grupo de Poesía Concreta, de Brasil. Después de Venezuela  estuve em Colombia montando mi pieza “Calzoncillos com nubes o si prefieren S.O.S Colombia” que fué una experiencia traumática para los actores y para mí, porque unos grupos en defensa de la libertad de expresión intentaron impedir la nuestra...

        Actualmente aprovecha su estadía en Venezuela para preparar un programa de postgrado de Ciencia de la Información que promueven la Unesco, el  Conicit y la Biblioteca Nacional. Antonio Miranda es profesor de la Universidad de Brasilia y presidente de la
Comisión Latinoamericana de Documentación.



SU POESÍA Y LA PROFESION

 

        —¿En qué tiempo escribe? ¿atenta contra su poesía el trabajo académico?


—Mi poesía es una forma de expresión que alimento, no puedo vivir sin ella. Es más existencial que profesional. También la novelística y el teatro. Al no tener que vivir de mi escritura no adquiero compromisos: he sido anarquista siempre, en el sentido filosófico del término.


Antonio Miranda se confiesa anarquista, pero indica que en momentos determinados respalda este o aquel grupo o movimiento, si históricamente tienen una razón.


—Yo soy como Maiakóvsky, guardadas las proporciones, desde luego. El apoyó la revolución rusa pero acabó alejándose de ella y suicidándose cuando la revolución se burocratizó.


—¿Piensa suicidarse usted?


—Mi suicidio es simbólico, verbal, de toma de conciencia. Es el más efectivo de todos. El físico no tiene trascendencia.


¿Qué sucede en Brasil?


Vive um momento curioso de mucha libertad de expresión pero libertad de organización.Muy próprio de las dictaduras dictablandas de América Latina, que muestran una fachada democrática  pero en lo político son gobiernos restrictivos y condicionadores.


—Cree que esta época  acepta más que otras la homesexualidad?


—La minoria homossexual há estado sometida a un estado repressivo de condicionamiento. En los círculos culturales es donde ha encontrado más apoyo y posibilidades. Los homosexuales siguen sometidos a todos los prejuicios. La gente admite la idea pero no la práctica.  Es una aceptación más de orden ideológico que práctico. En Argentina la represión es como en el siglo pasado. Creo que al homosexual sle conviene poco mostrar publicamente su posicionamento, porque esto le lleva a vivir em ghetos todavia y a dedicarse a actividades limitadas, en América Latina. Es igual que con las mujeres, los negros y los indios.


        —¿Hay discriminación racial en Brasil?


—Es fuerte aunque dissimulada, igual que en Venezuela. Son dos países mestizos con fachada blanca.
 

LAS VERSIONES

        — -¿La segunda versión de “Tu país está feliz” ¿qué le ha parecido?


—Es más elaborada, musicalmente mejor resuelta, más teatral y desde el punto de vista de la actuación es más homogénea, pero la primera  aunque más sencilla, ruda, primitiva, tenía, desde luego, la fuerza del impacto inovador que se le atribuye. Las fallas de actuación de la primera puesta estaban superadas  por la absoluta  identificación  de los actores con los textos y la empatía con el público: eso era la magia del espectáculo.


—¿Sigue siendo rebelde?


—¿Yo? sigo igual y me trae problemas de orden professional. Me respetan en el plano professional. Me respetan en el plano intelectual pero me temen por mi independencia de ideas. Eso me impede ascender a cargos ejecutivos.


—Usted fue el hombre que propició desnudos por primera vez en el teatro venezolano ¿es así?


—Nunca he desnudado actores. Ellos siempre estuvieron desnudos. Si realmente hubo un desnudo fue en las ideas .Yo no era tan joven: tenía treinta años, no era confiable, según Sartre. Ha sido bueno que los jóvenes no me hayan visto: no se iban a identificar conmigo, al menos fisicamente. Tengo apariencia de persona formal, bien comportada, pero soy contradictorio, anárquico, desordenado, rebelde.

Se ajusta la corbata un poco y alude sus forma de vestir: “esta postura es para salvarme, para mantener un cierto equilibrio. Creo que la verdadera rebeldia es interior.

        —Siempre persigo uma idea, quiero ser canal de expresión y ser testigo de acontecimentos dentro de las fórmulas. En el arte lo que vale no es la idea y tampoco las formas. Voy a sacar a reducir Mao: decía que un trabajo esticamente malo es politicamente malo.

        Antonio Miranda señala que ha estado en una especie de auxilio, incluso en Brasil, pero ahora  comienza a publicar libros de nuevo.

El mendigo que carga una pierna del pantalón vuelta bandera, tiene ganas de acercarse a pedir un bolívar. Se llama Marvin y en la década del sessenta era un muchacho melenudo, de ojos verdes, cabeza llena de los Beatles, de una rebeldia que no sabía practicar fuera de un submundo de drogas. El hambre, los golpes de la policia y de otros y no tener claridade respecto a lo que deseaba hacer, le enloquecieron.

Marvin se queda viendo el cartel de “Tu país está feliz” y sonríe con la boca abierta. Tal vez es la primera ocasión en días que pronuncia una frase:

        —Esta obra la ví hace dos semanas con la pava Nora ¿te acuerdas Nora? Hace dos semanas la vimos.

        —Cree que 1971 fue hace dos semanas — comentamos  a la soledad del cafetin. Antonio Miranda ya se perde al final de las escaleras.

        Amaaarillo es subterrâneo es, el submarino es — canta Marvin. La paloma casera es blanca pero sucia, triste, apenas salta evitando las piernas del mendigo loco. No hay agua, no hay comida, no hay miedo a los gatos.

        “Amarillo el submarino, el sub...”.

 

***

 

Página publicada em janeiro de 2021 de una copia del texto do jornal de 1984.

A peça foi mantida durante anos no Perú, pelo Grupo Cuatrotablas e o grupo venezuelano Rajatabla se apesentou em mais de 20 países da América Latina e ganhou os festivais de teatro de Manizales (Colômbia), Puerto Rico e em Valencia, na Espanha.

 

 

A única vez que a peça foi montada no Brasil, aconteceu na Bahia, por um grupo de jovens estudantes:

http://www.antoniomiranda.com.br/em_destaque/
maracas_uma_prosa_sobre_versos_com_anttonio_miranda.html

 

“Tu país está feliz”, que vai completar 50 anos em janeiro de 2021... Segue sendo montada em diversos lugares. No final de 2019 foi em Lima Perú:

 

Pretendem reencenar em Caracas em 2021, dependendo das condições da pandemia...
E no Brasil

 

No final de 2020, o ator Nando, de Indaiatuba, São Paulo, estava tentando reunir as condições para montar “Tu País está feliz” com o grupo acima.


 

 

 
 
 
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